A mí me gustaban las
bailarinas porque
eran hermosas No apreciaba entonces
la danza Oh la danza
poesía de proporciones
y equilibrios
La primera vez que hablé con
una bailarina
- la más hermosa de todas de ellas-
me preguntó quién era yo Y sólo
acerté a decirle que nunca
había pensado en
ser poeta
Ella tenía un cuerpo armónico y
yo - que había estudiado siempre en
colegios religiosos-
pensé en penetrarla Sus
besos eran dulces como
la Luna con cualquiera
de sus ( dos) bocas
Cuando fui a confesarme no pude
hacer otra cosa
que pensar en la danza y
abandonar
para siempre a Dios