Con el café
cada mañana
soy testigo de la ternura
de dos muchachos
Se miran se hablan
pronuncian palabras que no tienen sentido
para nadie que no sean ellos
Sus oídos sus ojos sus manos sus voces
por y para ellos
Hoy he querido escucharles
llevado por la curiosidad
y la envidia Más cerca de ellos
en la mesa de al lado
El más alto le decía al otro
con la dulzura del amor recién
descubierto
Tócame Fóllame