lunes, 15 de noviembre de 2010

Apuntes sobre Jorge Arbenz

Me levanto a las seis
menos diez cada mañana,
me preparo el desayuno
que nunca excede de un café
y una tostada, no pierdo
mucho tiempo en la ducha.
No me afeito cada día,
aunque lo hice durante años.

Llego muy pronto a mi trabajo,
me gusta estar solo y acompañado.
No fumo desde hace doce años,
he sido mejor bebedor que amigo.
Puedo hablar de varios temas
con razonable soltura y escribo poesía.
Quise ser actor o director
de teatro, sin lograrlo.
Duermo mal y tengo habilidad
para los gruñidos.

Vivo con mi madre, ama de casa, y mi
hermana, enfermera.
Tuve un pequeño estudio - alquilado-
que utilizaba para escapar de
todos. Estaba bien situado, sin ascensor
y con terraza.

El año pasado murió mi padre.
Creo que por aquellos días
me enamoré de una filóloga gaditana;
y este verano de una médico
que trabaja cerca de casa.

Soy perezoso por naturaleza
y triste por convicción.
Tengo los ojos verdes,
un peso de cien kilos o más
y una cierta curiosidad
por el ser humano.

No tengo hijos. Me dan miedo
los coches, las motos;
me gustan los perros
dóciles y los pájaros.

Mi paisaje preferido
es casi cualquiera con mar,
preferiblemente encrespado.

Desde el otoño de 2008 viajo
a Madrid, regularmente, para ver
a unos amigos y pasear por El Prado.

No me gusta mi trabajo y ya
no voto - ni a la izquierda-.
Busco ofertas para colocarme
como amante y optimista, sin poder
acreditar experiencia en lo último,
ni destreza en lo primero.


Hoy he cumplido cuarenta
y seis años.