Mientras contempla el espectáculo del atardecer en el desierto, una hermosa y auténtica beduina le preparará un cordero con dátiles, tal y como a usted le gusta. Notará un sabor tal vez inédito - ligeramente picante-seguido de una sensación de paz que, acompañada de las caricias y la susurrante voz de nuestra colaboradora, le permitirá ahorrarse el desagradable paso por la unidad de cuidados paliativos de un hospital público. De esos llenos de gente que no ama el jazz, ni valora el contacto con la naturaleza salvaje.
Podemos garantizarle, por supuesto, que tendrá tiempo de tomar una buena taza de té con menta y esencia de rosas, antes de que el proceso haya finalizado con todas las expectativas cumplidas.