Con motivo del 165 aniversario del Manifiesto Comunista, el pasado día 21, ha publicado Javier Parra este artículo que os dejo a continuación en República.es. Merece una lectura detenida.
"Este jueves 21 de febrero se conmemoró el 165 aniversario de la publicación del Manifiesto Comunista, la obra de Karl Marx y Friedrich Engels que vio la luz por primera vez en Londres, en 1848. Más de un siglo y medio ha transcurrido desde entonces y aunque los procesos históricos que se han producido en este tiempo han sido vertiginosos, nada ha cambiado en lo que se refiere a las razones de explotación humana que inspiraron el movimiento comunista y el manifiesto político más importante de la historia. El mundo ha vivido el estremecedor principio de siglo XX, la Revolución de Octubre, el nacimiento de la URSS, el auge de los Partidos Comunistas, el auge del fascismo y el nazismo para enfrentarlos, su aplastante derrota ante el comunismo, las innumerables Revoluciones obreras y campesinas en todo el mundo, la caída del bloque socialista, el golpe de estado en la URSS, la momentánea victoria del capitalismo, la crisis neoliberal, los procesos Revolucionarios en Latinoamérica y vive actualmente inmerso en la mayor crisis capitalista de la historia, que está recrudeciendo la explotación hasta niveles desconocidos desde hace décadas. Por tanto, mucho ha pasado pero nada ha cambiado desde hace 165 años. Las razones que inspiraron el Manifiesto Comunista siguen ahí, y el comunismo sigue siendo ese fantasma que recorre Europa y el Mundo, contra el que con más virulencia se emplean y se conjuran “todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes”.
No tengo miedo a equivocarme si aseguro que nueva sangre comunista recorre de nuevo las venas de buena parte de la juventud del mundo. Estoy seguro – porque lo sé – que miles, decenas de miles de jóvenes en nuestro país están aprendiendo a golpes y a latigazos como funciona el mundo que vivimos y están sintiendo la necesidad de una herramienta a la que recurrir, de un horizonte que perseguir que les conduzca a su propia liberación y a la de sus semejantes. Esa herramienta es – o debe ser – el Partido Comunista, y el camino, el que indica el Manifiesto Comunista.
Y cuando hablo de herramienta no hablo de un partido entendido como maquina electoral para lograr poder institucional. La cuestión institucional es una más, y no la principal, de los frentes en los que deben actuar los comunistas. El frente principal es aquel donde están las masas y donde están los movimientos sociales, en todos y cada uno de los ámbitos. Adaptándose a cada situación. Como dijera el Gran Secretario General del PCE, Pepe Díaz, “si fueramos una partida de pedantes que contempláramos el mundo desde la atalaya de la suficiencia y de la infabilidad, empleando siempre los mismos procedimientos de lucha y la misma táctica, sin preocuparnos de los cambios de situación, entonces no seríamos el Partido del proletariado”.
Con demasiada frecuencia muchos comunistas asistimos, con incomprensión e impotencia, al desprecio que desde desde determinadas “atalayas de la suficiencia y la infalibilidad” se manifiesta por los movimientos y por los ámbitos en los que se mueven los que luchan, dejándolos un segundo plano porque ahí no se ganan Congresos ni Asambleas. Con demasiada frecuencia esa pretendida suficiencia es síntoma de miedo, de pánico a las masas a las que no se puede instrumentalizar ni manejar. Y es que este es el quid de la cuestión para cualquier comunista. Los comunistas no instrumentalizan ni manejan a las masas, eso es patrimonio de los fascistas. Los comunistas trabajan más que nadie, mejor que nadie, dan el mejor ejemplo entre las masas, exponen su visión del mundo, su experiencia táctica y estratégica, y es así como las masas, en el frente que sea, confiarán en ellos. Esta cuestión tan sencilla, pero a la vez tan compleja, es una de las principales tareas que debe abordar un Partido Comunista como el PCE en pleno proceso de Reconstrucción, una Reconstrucción que pasa por sumar a sus filas a la nueva hornada de jóvenes comunistas que sin duda harán estremecerse y conmoverse a España y a su clase obrera."