No quiero entrar, de nuevo, en el debate sobre los beneficios que nos aportaría a los catalanes, incluso al resto de españoles, según algunos, la independencia de Catalunya. Me limitaré a hacer pública una idea que me ronda por la cabeza desde hace varios meses.
Escuchando a los portavoces de las fuerzas políticas catalanas, en el sentido de tener una presencia razonable en el escenario político catalán, no tengo dudas sobre a quién iría destinado mi voto, si de cuestiones estrictamente sociales y económicas estuviéramos hablando: las dos únicas fuerzas que plantean con claridad la superación del capitalismo son la CUP y EUiA, está última en coalición con la socialdemócrata ICV. Solo las cabezas visibles de la CUP y EUiA hablan con palabras que un nostálgico del viejo PSUC, como yo, entiende y da por buenas: nacionalizar el crédito, situar a las personas en el centro de la acción política, sanidad y educacíón públicas como elementos de cohesión social opuestos a los propios de la derecha - las banderas, las glorias militares, la Patria, etc.-, podría seguir, pero creo que mi posición y prioridades quedan claras.
Aprecio, entonces, una cierta contradicción: manifiestan estas fuerzas que el enemigo a batir es el estado español, instrumento de la oligarquía burguesa para la represión de las clases populares; dicen que los enemigos de Catalunya no son los jornaleros andaluces, los obreros madrileños o gallegos, los mineros asturianos y el resto de trabajadores asalariados o pequeños autónomos. Yo estoy completamente de acuerdo y por eso me pregunto varias cosas: ¿No se combatirá mejor al mismo enemigo de manera conjunta? ¿No es preferible la victoria sobre el capital, antes que decidir las relaciones que mantienen entre sí los trabajadores de los distintos pueblos del estado español?
Donde unos ven distintas izquierdas nacionales enfrentadas a "sus" derechas, yo veo a la izquierda dividida como siempre, frente a la derecha cohesionada en torno a sus intereses y la defensa de su "statu quo". También como siempre.