Quiero que el Atleti gane la Champions. Así. Hay varios motivos: uno de los principales es que Guardiola no es la mejor persona del mundo, mi admiración por él se ciñe a su talento como entrenador; sin duda, es el mejor del mundo en estos momentos. Pero ahora su equipo no es el mío, el que conserva buena parte de las simpatías que me despierta este bellísimo juego en manos y pies de mercenarios desalmados. Tanto el Bayern, como el Madrid o el City, sobre todo este último, son paradigma de la expulsión de los sentimientos y la hegemonía del negocio.
Además, el Madrid es el equipo antipático por excelencia para cualquiera que, como yo, crea que los buenos luchan en el Séptimo de Caballería y visten de azulgrana, pero que los indios no son malos, simplemente necesitan abrazar la fe verdadera que el Divino Johan nos reveló, enviando una pelota mensajera un 25 de diciembre. Al menos, así recuerdo la historia que me contaron.
El Atleti. Quiero que gane porque va sobrado de corazón y me gusta Simeone, el Cholo es un héroe de la calle, con el sentido justo del desgarro y la emoción del fútbol, aunque sus modales no siempre respondan a los que uno espera en un caballero. Quiero que gane el Atleti porque su afición se lo merece desde 1974. Por último, quiero que gane el Atleti porque Luis, el Sabio de Hortaleza, que también es un héroe de la calle, ya ha reservado silla en una grada de San Siro que nosotros no podemos ver. Al lado del Divino Johan, claro.
Acabo: ¡Qué grande es el Leicester!