Acabada la espléndida " La marcha Radetzky", de Joseph Roth. Probablemente no era la intención del autor, pero su lectura no ha hecho más que reafirmarme en mi nacionalismo austrohúngaro.
La desaparición del Imperio Austrohúngaro, espacio de comunicación e intercambio entre Oriente y Occidente forjado durante siglos, es algo que nunca podremos agradecer, de manera suficiente, al palurdo racista de Woodrow Wilson.