Siempre ando diciendo que me molesta la falta de educación de los jóvenes, que lo considero un retroceso social. Añoro - también he dicho- los tiempos en que se trataba de usted a todos los desconocidos adultos. Esta mañana un educado adolescente me ha preguntado por una copistería del barrio, que no lograba encontrar; en todo momento me ha tratado de usted, mientras yo pensaba que el niñato era tonto y qué cuántos años creería que tengo.
Arbenz en modo "no sé lo qué quiero y todo el mundo me odia porque es idiota".