El FMI ha pensado, mientras se estaba pegando una de sus comilonas en un restaurante carísimo, que el paro en España acabará cuando mueran todos los españoles sobrantes -el ochenta por ciento, más o menos-. También ha pensado el FMI, que el hambre es una manera barata y segura de matar a los dichos sobrantes.
Propongo por enésima vez que salgamos, a la calle, con intenciones menos pacíficas que hasta ahora.