viernes, 17 de octubre de 2014

La mujer y la casa - José Lezama Lima


Hervías la leche
y seguías las aromosas costumbres del café.
Recorrías la casa
con una medida sin desperdicios.
Cada minucia un sacramento,
como una ofrenda al peso de la noche.
Todas tus horas están justificadas
al pasar del comedor a la sala,
donde están los retratos
que gustan de tus comentarios.
Fijas la ley de todos los días
y el ave dominical se entreabre
con los colores del fuego
y las espumas del puchero.
Cuando se rompe un vaso,
es tu risa la que tintinea.
El centro de la casa
vuela como el punto en la línea.
En tus pesadillas
llueve interminablemente
sobre la colección de matas
enanas y el flamboyán subterráneo.
Si te atolondraras,
el firmamento roto
en lanzas de mármol,
se echaría sobre nosotros.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Artur y Mariano, todo por la patria.

Durante casi dos años nos han hecho creer que estaban enfadados el uno con el otro. Irremediablemente. Pero no era verdad: en cuanto ha sido necesario ponerse de acuerdo para las cosas importantes, lo han hecho sin dilación.

La vida se rige por principios simples y naturales, aunque algunos no quieren entenderlo: los de abajo obedecen a los arriba, les entregan sus cuerpos y sus almas a cambio de un cierto nivel de comodidad que estará sujeto al bienestar de los amos; los de arriba han venido al mundo para disfrutar y los de abajo para hacer que esto sea posible; los de arriba no tienen porque dar unas explicaciones que, por otra parte, los de abajo no entenderían. Por eso no es necesario que Artur y Mariano expliquen porque el único acuerdo al que han llegado ha sido el de usar a la policía (los policías son personas que no saben que son de abajo y les hacen el trabajo sucio y desagradable a los arriba) Los de abajo nunca entenderán el pensamiento complejo y sofisticado de los arriba, por eso siempre es necesario decirles lo que han de hacer, aunque no quieran. Lo importante es que la vida no deje de regirse por principios simples y naturales que han permitido a los arriba disfrutar de ella, cosa que nunca podrían hacer los de abajo. No todo el mundo puede apreciar de verdad las cosas buenas, sobre todo si es de abajo.

Los policías que Mariano ha prestado a Artur están convencidos de que van a defender la patria, pero no es verdad, las patrias solo sirven para eso, para que algunos de abajo eviten a los de arriba mancharse las manos.