domingo, 3 de abril de 2011

¿ Viva Zapatero?



Ayer anunció el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que no será candidato de su partido en las próximas elecciones generales.
Todavía es pronto para hacer balance, del legado político de quien fue gran esperanza de la izquierda española, en aquellas terribles elecciones de marzo de 2004, pero podemos echar la vista atrás.

José Luis Rodríguez Zapatero es el presidente que más cerca ha estado de los postulados de la izquierda durante su primera legislatura, con el impulso de numerosas leyes a favor de eso que se llama la justicia social - la Ley de Dependencia, la del matrimonio entre personas del mismo sexo, la Ley contra la Violencia de Género, la reforma del proceso de divorcio, etc.-. Su hiperactividad legislativa convirtió a España en una suerte de Arcadia para los progresistas europeos, hasta el punto de estrenarse una película en Italia con el título de  " ¡ Viva Zapatero!", que pretendía dejar en evidencia - por contraste- a Silvio Berlusconi.
El carácter progresista de esta primera legislatura no debería ser olvidado.

Después de las elecciones de 2008, que ya se produjeron en un clima de cierto desencanto por el viraje a  posiciones neoliberales de Zapatero, llegó un drástico cambio en las circunstancias de equilibrio económico y crecimiento que habían acompañado la acción de gobierno durante la anterior legislatura. En consecuencia, ese viraje vislumbrado a finales de 2007 y principios de 2008, se ha ido acentuando durante estos tres años, hasta renunciar a una buena parte de los planteamientos que habían distinguido de los gobiernos anteriores, al de Zapatero.
Así, le ha faltado coraje para enfrentarse a los grandes reductos de la derecha en España, como la banca o la Iglesia; ha iniciado una reforma del sistema público de pensiones, claramente lesivo para los trabajadores; no ha mantenido a raya a los nacionalistas, que se han aprovechado de la debilidad parlamentaria del gobierno. En emigración ha terminado por asumir los postulados más duros de la derecha, por una cuestión estricta de réditos electorales.

A Zapatero ha acabado pasándole factura el llamado síndrome de La Moncloa, que consiste en el progresivo aislamiento del presidente en su despacho oficial, rodeado de una corte de colaboradores y aduladores que lo mantienen " a salvo" de toda influencia o información ajenas a los círculos más próximos al poder.
Probablemente los mismos que han construido el mito de los manejos del tiempo o la intuición casi mágica en la política internacional. Siendo como ha sido impulsor de audaces políticas progresistas - para lo que estaba acostumbrado el país-, debería haber manifestado con claridad a la ciudadanía que no se pueden tener grandes servicios públicos sin pagarlos. Y que es de justicia que más paguen los que más tienen.

Dentro de unos años podrá juzgarse mejor su figura, que tendrá una dimensión de peso, no me cabe la menor duda, pero lejos de la trascendencia y la nitidez progresista que desea el propio interesado.