jueves, 30 de mayo de 2013

Entre el miedo y el cabreo.

Debo decirlo: me asusta mucho la naturalidad con la que se toma cualquier barbarie. Y sí, lo digo por la muchacha salvadoreña que está a punto de ser asesinada, con la aquiescencia de la Iglesia, de un gobierno "progresista", de la gente de orden, de la gente que no se moja nunca, de la que siempre tiene cosas más importantes que hacer; de cualquiera de nosotros, en algún momento de nuestra vida, en definitiva. Cada vez tengo menos claro que este mundo merezca la pena; en un fiordo lejano a lo mejor, pero solo ahí.