miércoles, 31 de marzo de 2010

El fascista Neira

El hombre que fue héroe nacional durante varios meses, el profesor Jesús Neira, ha sido reducido a la condición de villano después de repetidas declaraciones en contra de la democracia, de los políticos de izquierdas, de las feministas; después, también, de afirmar que solicitará el permiso de armas - que él considera un derecho fundamental-.
Neira se ha convertido en la bestia negra del progresismo español, que se siente traicionado después de haber colocado al profesor en un pedestal de oro. La culpa de tanto despropósito sólo la tienen los políticos mediocres que no repararon en la trayectoria de Jesús Neira.

Como profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Juan Carlos I - universidad pública controlada por el Esperanza Aguirre con mano de hierro- Jesús Neira ha mantenido una línea pedagógica muy coherente con el pensamiento ultraconservador del núcleo duro del PP. Desde este punto de vista, nunca engañó a nadie más que a los que quisieron ser engañados: Neira es un valiente circunstancial,como todos los valientes, que nunca ha tenido la menor sensibilidad hacia el drama de la violencia machista, cosa que tampoco se ha molestado en aparentar y es muy de agradecer. Neira es lo que es, un fascista. Y esta circunstancia, o la sorprendente actitud de la señora Santander - la víctima-, no hacen mella en la honorabilidad del gesto.

De todo lo que ha pasado después, me parece extremadamente reprobable la actitud oportunista de políticos y medios de comunicación, ávidos de héroes que lanzar a la arena del circo mediático, sea para distraer a la ciudadanía de los problemas del país, sea para hacerse fotos electoralmente rentables.
Jesús Neira nunca debió ser nombrado presidente de observatorio alguno, nunca debió ser disfrazado de mártir de una causa que no es la suya y, sobre todo, no debió, jamás de los jamases, haberse visto obligado a defender a una mujer de la agresión gratuita y salvaje de su pareja. Esto último sí es responsabilidad de todos y cada uno de los ciudadanos de este país, más allá de todas las caras e inútiles campañas institucionales.

No creo que necesitemos héroes, lo que necesitamos es educación, servicios sociales, policías sensibilizadas - dependan de la administración que dependan- una Justicia eficaz y diligente en la tramitación de las causas. Todas estas cosas las necesitamos; pero lo que se encuentra fuera, sólo responde a la máxima de la vieja Roma: panem et circenses