Madrid tiene
días azules y
un nombre
de mujer impreso
en ellos
El
ruido de unos
pasos en Sol
encuestadores
turistas ladrones
comerciantes de oro
Besos
Jardines de Sabatini
y un sol que no parece
de febrero
Una cena en la calle
Barcelona
llena
de tabernas y
promesas
Luz de luna entrando
por la ventana
la cama deshecha en
la habitación 113
y el tacto de su piel
en la yema de los dedos
Madrid tiene impreso
en sus días azules el
nombre de la mujer
que amo.