Mi doctora de cabecera, que tiene a bien torturarme con mi afición a las tapas, las cañas y lo que viene siendo los dulces - sección chocolates- me ha propuesto, bajo amenaza, el inicio de una dieta de esas que provocan desequilibrios emocionales y que algunos llaman de adelgazamiento. Por lo tanto, vais a notar un progresivo cambio en mi sentido del humor. Por ejemplo, explicaré chistes del tipo: " Va un endocrino por la calle, se pega una hostia y se mata no sin antes sufrir un huevo"; o bien, diré: "Va por la calle la enfermera que hace los análisis que manda, o mandaba, el endocrino muerto y se pega otra hostia que, en principio, no era mortal, pero como hay recortes, se desangra y también palma ". Como podéis ver, es todo de mucha risa.
Agur.